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Los médicos y su(s) especialidad(es)…

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Este es un post invitado de Felipe Cardemil, residente de ORL

Generalmente se asume que alguien que estudia medicina terminará realizando alguna especialidad, y pasará de ser un “médico” a ser un “especialista” (ej: “cirujano”, “cardiólogo”, etc.). Esto representaría la visión más tradicional de la profesión, la visión puramente clínica. Además, está el camino de los médicos que a tiempo completo se dedican a otras funciones, como trabajar en política (ya sea como “políticos”, o como técnicos en áreas de políticas públicas en salud), investigación en ciencias básicas o epidemiológicas, bioética, etc., o los que de plano se dedican a otra área, como el caso de médicos que se convierten en escritores. Esta sería una visión alternativa de la profesión. Pero existe un tercer camino, menos explorado, que es de los médicos que tienen una “doble profesión”. Dentro de esta opción se encuentra la posibilidad de trabajar como médico clínico a media jornada, y dedicar el resto del tiempo a un área alternativa, como podría ser la epidemiología, bioestadística, ciencias básicas, salud pública, políticas públicas, etc. Lo importante de esto, es que las funciones que se desempeñen en estas áreas pueden estar vinculadas a la docencia, la extensión, o la investigación.

Muchas veces, al egresar de la carrera no tenemos claro en que área clínica nos queremos desempeñar, sobretodo considerando que es bastante probable que nos dediquemos a eso por los próximo 40 años de nuestra vida, por lo que hacer la diferencia entre especialidades relativamente similares adquiere importancia. Asumiendo que a alguien le interese la medicina clínica, pero también tenga otros intereses relacionados con el mundo académico, existe la posibilidad de realizar algún programa de estudios luego de egresar, como podrían ser diplomados, magíster, o doctorado, y luego emigrar hacia una especialidad clínica. Esto da la gran ventaja de poder escoger un área de interés y dedicarse a ella mientras se trabaja (en el caso de los diplomados o los magíster), o acceder a una beca CONICYT (en el caso de los magíster y doctorados). Incluso, se puede intentar realizar un programa en el extranjero. Un magíster (maestría, master) tiene una duración usual en Chile de 2 a 3 años, pero en el extranjero hay programas de magíster no enfocados en la investigación, sino en el dominio de un tema (como los master of arts, o los taught master), que duran 12 meses o menos a dedicación exclusiva. Si consideramos una edad media de egreso de 26 años, y sumamos 2 años de un postgrado, un médico puede estar en condiciones de postular a una especialidad clínica con 28 años, pero con un dominio en un área de interés que le permitirá dedicarse a ello de quererlo en el futuro. Luego, al ser especialista, se puede intentar acceder a un cargo académico en una universidad para dedicarse al área no-clínica, y trabajar el resto del tiempo en el área clínica en un hospital, clínica, docencia universitaria, o consulta privada.

Esto da la posibilidad de un crecimiento profesional y personal importante, en la medida que hay disciplinas que son totalmente complementarias, como podría ser un médico clínico que se dedique a la docencia e investigación en biología molecular, o un clínico que se dedique a la investigación epidemiológica en salud pública. Incluso, áreas no tan típicas, como temas de políticas públicas en salud, o bioética. Muchas de estas disciplinas no requieren largas horas en un laboratorio, y se puede profundizar y publicar analizando bases de datos poblacionales, con investigación clínica avanzada, o presentando proyectos a fondos concursables. En este sentido, la mezcla de medicina clínica con otra “profesión”, como la investigación en ciencia básica, ha sido destacada y reconocida como imprescindible, lo que el antiguo jefe de otorrinolaringología y cirugía de cabeza y cuello del MD Anderson Cancer Center de Texas, Dr. Helmuth Goepfert (que a propósito, es chileno), destacaba en su conferencia Hayes Martin en la reunión anual de la sociedad americana de cirugía de cabeza y cuello (Training the head and neck surgeon scientist. Am J Surg. 1995;170:410-415.).

Un ejemplo práctico es el de las especialidades asociadas a programas de doctorado de la Universidad de Chile, donde se cursan especialidades clínicas variadas en paralelo a doctorados en ciencias básicas o en salud pública. Luego, dentro de las ciencias básicas se puede enfocar en cualquier área, como biología molecular, inmunología o microbiología entre otras, y en salud pública se puede centrar en epidemiología, políticas públicas, etc. A largo plazo, se espera que estos profesionales puedan realizar en paralelo actividades clínicas y de docencia e investigación, y se entregan las herramientas para eso. Esto replica un modelo que se ha aplicado en otros países del mundo con éxito, incluso a nivel de centro clínicos de excelencia mundial. De esta misma manera, un médico recién egresado que complementa sus conocimientos con diplomados en un área, o ingresa a un programa de magíster o doctorado, para luego realizar una especialidad, tiene acceso a las mismas herramientas que complementarán su actividades clínica más adelante.

Sin embargo, lo que ocurre las mayoría de las veces es que los diplomados o magíster se ven sólo como medios para acceder a una especialización. La invitación está hecha entonces a pensar estos programas de formación no sólo como un trámite, sino a escogerlos y cursarlos pensando en áreas a los que se tenga afinidad, y en los que se podrá desempeñar en paralelo a la especialidad clínica en el futuro. De esta forma, no sólo se estará “engordando el curriculum”, sino que además diversificando las áreas de trabajo, creciendo como profesional, y aportando al país con investigación aplicada y con docencia de mejor nivel, otorgada por estos médicos con “doble profesión”.

Felipe Cardemil es médico cirujano, residente de otorrinolaringología y estudiante de doctorado en salud pública de la Universidad de Chile. Sus intereses están centrados en la cirugía, investigación en epidemiología clínica y oncológica, educación médica, y bioética. Le gusta tocar guitarra, la literatura beat, y participar en proyectos que busquen mejorar la Salud en Chile.


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